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El Ministerio de Defensa español se enfrenta a deudas por valor de 26.000 millones de euros. Debido al empeño de nuestros políticos en emular a la primera prepotencia mundial, derrochando los recursos públicos en fines militares, el importe adeudado no podrá ser satisfecho en los plazos previstos.

El Ministerio se verá obligado a negociar nuevas condiciones con el Ministerio de Hacienda que, a buen seguro, incrementarán los costes a asumir por la ciudadanía.

La factura de los llamados programas especiales de armamento, alcanza la cifra de 30.000 millones de euros, lo que supone cerca de un 3% del PIB del Estado español, de los que el Ministerio de Defensa solo ha podido hacer frente a menos de 5.000.

La solución propuesta por los responsables de Defensa es un drástico aumento del presupuesto, sin el cuál sería imposible asumir los compromisos. Una medida que en la actualidad no encontraría muchos apoyos, ya que aumentaría aún más el déficit público.

Sea como fuere, el espíritu militarista del sistema actual de vida, contribuye enormemente a profundizar en la actual crisis de valores, ya que se destinan más recursos para destruir que para construir un futuro mejor.